La memoria se esfuma, las personas se mueren, y sólo quedan las palabras y los testimonios. Silvia Galvis hace en este libro una aproximación inteligente: no encara el objetivo de frente – Gabriel García Márquez – sino que da un hábil rodeo para conocerlo mejor, con la mirada oblicua de la familia. Para lograrlo interroga el entorno donde se crió, y sobre todo los recuerdos de los hermanos, tejiendo así la trama original, la materia prima y en bruto de la que se nutrió nuestro fabulador más fabuloso. Si alguien quiere entender de dónde nacen las historias y cómo la vida se transforma en literatura, en gran literatura, los testimonios de este libro serán, desde ahora y para siempre, además de una lectura muy amena, un documento de consulta imprescindible.