Todas las aves de la sabana le parecen apetitosas a un rabipelado hambriento. El problema es cómo atraparlas: hay que saber dónde duermen para sorprenderlas en la noche. El tucán y el trompetero burlan al rabipelado sin saberlo, pero la poncha relojera descubre sus intenciones y le tiende una trampa al rabipelado.